Orellana de la Sierra es un municipio español, perteneciente a la provincia de Badajoz (comunidad autónoma de Extremadura)
Esta villa se extiende entre la falda de la sierra de Orellana y el embalse de Orellana. Los pueblos más cercanos son Orellana la Vieja (a 5 km.) y Navalvillar de Pela (a 9 km.). La superficie del término es de 16,7 Km2 y su altitud máxima es de 403 metros. Pertenece a la comarca de Vegas Altas y al Partido judicial de Villanueva de la Serena.
Historia
Cuando el rey Alfonso IX de León reconquista Badajoz, se asentaron es esta ciudad dos familias procedentes de Portugal: Los Portugaleses y los Bejaranos. Estas dos familias se llevaban muy mal y hasta hubo una matanza entre ellos. Se hallaban en Trujillo entonces Diego García Bejarano y Gonzalo García Bejarano, con lo que se libraron de una muerte segura.
Diego García Bejarano se casó con Dª Leonor Muriel de Vargas, de uno de los linajes principales de Trujillo, los Añascos. De este matrimonio nació Don Alvar García Bejarano, quien fundó nuestro pueblo.
Tras la reconquista de Trujillo en 1232 apremiaba redondear la empresa para que los moros no volvieran sobre ella y así se conquistó todo el territorio hasta los márgenes del río Guadiana.
Constituido el concejo de Trujillo se dividieron cargo y tierra entre las tres familias principales de la ciudad: Los Altamirano, fundadores de Orellana la Vieja, los Bejaranos y los Añascos. Se hicieron dos partes: una le correspondió a los Altamirano y otra a los Bejaranos y Añascos que, a su vez, la dividieron en dos.
Los Altamirano fueron dueños de extensas posesiones a poblar en las inmediaciones del Guadiana, donde después se levantó Orellana la Vieja. Los Bejaranos y Añascos levantaron sus Alcázares o solares con señorío y dominio de tierras; los primeros más al Este de los Altamirano en lo que fue luego Orellanita y Navalvillar. Así pues Alvar García Bejarano empieza a ostentar los privilegios y franquicias que tanto a él como a sus mayores, habían otorgado los reyes y que fueron: La facultad de poner un blasón en una de las puertas de la ciudad de Trujillo y grandes posesiones pudiendo poblar y levantar casa fuerte en ellas para su defensa.
Es seguro que Alvar García Bejarano, que reunió la parte de su padre y la de los Añascos por parte de su madre, poblara sus tierras y construyera el Palacio y las quince o veinte primeras casas de su alrededor
Enrique II (de trastámara) concede el título de villa para nuestro pueblo el 18 de octubre de 1375. En la lucha fratricida por la Corona que mantuvieron Pedro I el Cruel, rey de Castillla, y su hermano bastardo Enrique de Trastámara, Alvar apoyó al segundo. Enrique da muerte a Pedro y sube al trono con el nombre de Enrique II, y como premio a los servicios prestados le concedió el título de villa para Orellana la Nueva, que así se llamó en principio nuestro pueblo.
Con anterioridad Alvar había participado con el rey Alfonso XI, padre de los dos personajes anteriores, en la conquista de Algeciras y, tanto se distinguió que le fue concedido el privilegio de añadir a sus armas las cuatro cabezas de dragón que podemos contemplar en el escudo de la puerta del palacio. Este escudo, que también aparece en la fachada principal del Alcázar de los Bejaranos de Trujillo, se compone de un león rampante, esquinado con cuatro cabezas de dragón negro y fondo de oro.
La donación del señorío de Orellana la Nueva fue confirmado por el rey Don Juan I en 1379 y por Juan II en 1422. A partir de este momento los Bejaranos toman el apellido Orellana, y el nieto de Alvar, que se llamó Diego García Orellana apodado EL RICO, fundó mayorazgo en 1412
A principios del siglo XVI la familia recupera el apellido Bejarano. La descendencia varonil de este linaje, en su línea primogénita, se extinguió en 1781 con la muerte sin sucesión de D. Domingo Bejarano del Aguila, señor de Orellana la Nueva. Le sucedió su hermana Dª Francisca, Duquesa de la Rosa y demás títulos y la última señora de Orellana la Nueva aunque ya en todos los libros el pueblo se llamaba Orellana la Sierra. Esta señora falleció en 1811 en cuyo año se abolieron los señoríos.
La población de Orellanita en un principio se cree que tuvo unos ochenta habitantes; y fue creciendo muy lentamente porque en 1633 pensamos que tenía unas 200 almas. La eclosión de la población en nuestro pueblo se da en el primer tercio del siglo XIX al subir a 586 hab. La causa fue una fuerte inmigración por causas desconocidas, de distintas partes de España. En 1886 nuestro pueblo tenía 759 hab
El pueblo iba creciendo en habitantes y en torno al Palacio y la iglesia.
La iglesia no es coetánea del palacio. Lo más probable es que los servicios religiosos hasta la construcción de la iglesia se celebraran en alguna capilla que tuvieran los señores en el palacio. La iglesia de nuestro pueblo la construyó el arquitecto trujillano Sancho Cabrera y hay que situar su ejecución en la década de 1560-1570. Es una construcción exenta, de pequeñas dimensiones, edificada con mampostería encalada, muy transformada por actuaciones posteriores, aunque conservando la cubierta de madera a dos aguas sobre piñones, de sus inicios. La planta es de nave única, dividida en tres tramos mediante arcos. La portada principal consiste en un sencillo arco apuntado de granito. Sobre ella se abre una ventana con rejería saliente de hierro forjado, con factura del siglo XVII. Coronando la fachada se levantó, mediado el siglo XX, una torre de traza moderna que desmerece del valor histórico de la iglesia. Siendo párroco D. Manuel Arenas se refundieron las campanas y se reformó la capilla de Cristo, quedando como está en la actualidad. A finales de 1984 llegan a nuestro pueblo D. Miguel Galeano y D. Teófilo Castaño, sacerdotes animosos y emprendedores que acometen la reforma de la iglesia y la dejan en el estado que se encuentra hoy. Durante esa reforma las piedras que forman la mesa del altar son donadas por Sabas Sánchez Corraliza, pertenecientes a una antigua almazara situada en el término del “ocal”.